Todos tenemos un héroe dentro de nosotros, quizá no tengamos la habilidad de volar, controlar el tiempo, atravesar paredes, cicatrización instantánea o predecir el futuro cuando estamos drogados, pero sí ayudamos ancianas a cargar las bolsas del supermercado, si vemos un perro callejero quizá le demos las sobras de la comida y si una chica está en peligro, somos capaces de recibir el hachazo de un gólem para salvarla, bueno, esto último no, aunque Shiro Emiya sí lo recibiría. Un buen día, paralelo a la vida del joven Emiya, inició una “Guerra Santa” en la que siete Maestros, controlando siete Sirvientes tienen que batirse en espantosos duelos (tipo Pokémon) para que, el vencedor, obtenga el “Santo Grial” y éste le conceda un deseo tanto al Maestro como al Sirviente. Ahora, los Sirvientes no son personas cualesquiera, son héroes del pasado y les diría quiénes son estos, pero arruinaría la sorpresa. Estando en peligro, Emiya fue rescatado por su Servant: Saber (tipo espada y por cierto, cada Sirviente tiene un tipo de arma distinto, como si fuera el job de un MMORPG), una dulce chica que se apareció de la nada y que no tardó mucho en robarle el corazón a Emiya. La cosa está en que él no puede permitir que una chica tan linda como ella pelee por su culpa y, aunque es un ser humano casi como cualquier otro (casi, pues tiene un secreto) se arriesgará con tal de que ella pelee lo menos posible. 
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